En Porto Alegre, escuelas carecen de recursos para la práctica de deportes
El sueño de convertirse en un gran futbolista es el asunto favorito de la mayoría de los niños que, con los ojos brillando, asisten a las clases de fútbol en Porto Alegre, capital de Río Grande del Sur. En un estado donde la hinchada se divide entre dos grandes equipos –Grêmio e Internacional–, y admira a renombrados jugadores como Taffarel, Dunga y Ronaldinho Gaúcho, el fútbol está muy presente en la vida cotidiana de las personas.
Le preguntamos a un chico de 12 años qué es el fútbol, a que él respondió sin vacilar: "Es mi futuro". Su padre está preso y su madre no trabaja. Para sobrevivir, el chico cuenta con la ayuda de los hermanos, con esperanzas de días mejores. Con el Mundial de fútbol en Brasil, sus sueños para el futuro parecen más vivos que nunca. Pero él no entiende bien el evento y se queja del tránsito: "La calle está terrible, es una molestia, uno no puede ni siquiera caminar. Pero me anima la oportunidad de conocer a un montón de gente y contactar con clubes, para ir más lejos."
Residente de un conjunto habitacional ubicado en la periferia, el chico asiste dos veces a la semana a las clases del Social Futebol Clube, un proyecto desarrollado por 25 exjugadores en 10 comunidades de Porto Alegre. Solo en 2013, la iniciativa benefició a 1 300 niños. En días de lluvia, sin embargo, los chicos no pueden jugar, ya que las canchas no llevan cubierta y están llenas de fango.
En otro barrio de la ciudad, los niños de la Escuela Municipal Ana Íris do Amaral sufren el mismo problema. La profesora Marilice Marques Claus relata que en días lluviosos las actividades físicas quedan suspendidas. En el caso de juegos como el voleibol, los profesores improvisan una cancha en un espacio cerrado.
La estudiante Laura Beatriz, de 14 años, comenta que el espacio no es adecuado para la práctica del deporte: "Es casi imposible tirar [la pelota] en una cancha así, es muy baja. Había muchos buenos alumnos en las clases de voleibol que participaban en torneos. Pero la profesora acabó de retirarse. Si la cancha mejorara y viniera un buen profesor, nosotros podríamos tener un futuro mejor en el voleibol”, apuntó.
El otro lado del Mundial
Como en las demás ciudades que recibirán a los partidos del Mundial, la preocupación de los educadores no se restringe a garantizar el derecho al deporte. Estudios realizados en países que dieron acogida a megaeventos deportivos apuntan a un incremento de la explotación sexual infantil y de la trata de personas en el período.
La Secretaría de Turismo de Porto Alegre estima que la ciudad recibirá alrededor de 130 000 visitantes, 80 000 de los cuales extranjeros. Muchos entrarán al país cruzando las fronteras del estado con Uruguay y Argentina, y las autoridades temen que se disparen los índices relativos a la trata de personas con fines de explotación sexual, crimen que afecta principalmente a las mujeres y niñas.
De acuerdo con Alexia Meurer, coordinadora de las políticas de combate a la trata de personas de la Secretaría de Seguridad Pública, es difícil establecer cifras exactas: "Tenemos dificultad incluso para identificar a las víctimas, ya que, por no haber aceptado la oferta de trabajo, ellas no se ven como víctimas. Pero el "consentimiento" de la víctima no quita responsabilidad al delincuente, porque de todos modos ella fue engañada”, explicó.
Las autoridades de Porto Alegre también han enfrentado problemas para desalojar a los residentes de las zonas donde se ejecutarían las obras del Mundial, como fue el caso de los residentes de Vila Dique. Para que se pudiera duplicar los carriles que dan acceso al aeropuerto, muchas familias fueron reubicadas a 30 kilómetros del sitio de obras. La obra, sin embargo, nunca salió del papel.
Claudia Favaro, miembro del Comité Popular de la Copa, critica el proceso de desalojo: “Todas los equipamientos públicos fueron llevados a otra comunidad y hoy 600 familias siguen en una situación desesperante. No hay más guarderías, no hay más centros de salud, ellas están en estado de abandono.”
La residente Claudia Maria Alves confirma: "Había centros de salud, guarderías, había de todo. No hay centros de salud donde nos atiendan, tenemos que llegar antes de las 7h para que nos atiendan en otro pueblo. Voy a luchar para traer centros de salud y escuelas a nuestra localidad. Nos falta una guardería para que las madres puedan seguir trabajando."
Representantes del Comité Popular de la Copa estiman que más de 7 000 familias han sido amenazadas de desalojo forzoso en Porto Alegre. Contactamos con la alcaldía de la ciudad para que confirmara esos datos y respondiera a las críticas, pero el órgano informó que ha remitido la demanda a la Secretaría de Gestión, que no se manifestó hasta el momento de la publicación de este reportaje.
Traducción: Lucas Magdiel
Fonte: En Porto Alegre, escuelas carecen de recursos para la práctica de deportes