Ciudadanos creen que policías militares están involucrados en masacres
En las primeras horas del 19 de septiembre, cuatro jóvenes repartidores de pizza fueron muertos frente a la tienda donde trabajaban, en Carapicuíba, en la región metropolitana de São Paulo. El jueves, 24 de octubre, un policía militar fue acusado de las muertes y detenido.
La Secretaría de Seguridad Pública de São Paulo cree que el policía Douglas Gomes lo hizo para vengarse de una agresión sufrida por su esposa durante un robo. En la casa de uno de los muchachos muertos fue encontrado el bolso de la mujer. Los jóvenes ya eran investigados por otros robos en la región.
En otro caso, un policía y un exagente de la Policía Militar están siendo juzgados por la muerte de ocho personas en la sede de Pavilhão 9, hinchada del equipo de fútbol Corinthians, el más popular de ese estado. También se sospechaba de la implicación de policías en las masacres ocurridas entre enero y julio de este año en São Paulo y ciudades circundantes.
“Hay justicieros por ahí y el Estado no quiere admitirlo”, dijo un pariente de una de las ocho víctimas de la masacre de Pavilhão 9, quien pidió no ser identificado.
Guaracy Mingardi, exsubsecretario nacional de Seguridad Pública y miembro del Foro Brasileño de Seguridad pública dijo no tener dudas de que los grupos de exterminio existen. Explicó que, en los años 90, cuando en su opinión São Paulo era la “tierra de la matanza”, ese crimen se manifestaba de dos maneras: las masacres perpetradas como parte de disputas por territorios de drogas y las que se cometían por grupos de exterminio.
La disputa por territorios de drogas, explicó, cayó drásticamente después de que el PCC (Primer Comando de la Capital), la más grande organización criminal en el estado, asumió el control de gran parte del negocio. Otras masacres suelen ser perpetradas por grupos de exterminio, con el involucramiento de algún policía. “Así lo demuestran los casos que han sido resueltos en los últimos años”, concluyó Mingardi.
Modus operandi
Camila Nunes Dias, doctora en Sociología y profesora en la Universidad Federal del ABC, dice que las masacres reportadas en el estado arrojan luz sobre prácticas asociadas con delincuentes comunes. Según ella, hay un patrón: “Los individuos suelen llegar en una o más motocicletas o uno o más coches, llevan sus rostros cubiertos con una capucha o de otra manera, en algunos casos someten las víctimas poniéndolas de espaldas a la pared, de rodillas o simplemente les dan un tiro en la cabeza.”
Ese abordaje, dice la socióloga, es diferente del utilizado por el PCC, que buscan una manera de legitimar su poder en los barrios donde operan al intentar camuflar el uso de la violencia física, especialmente en casos de homicidio. Las víctimas del PCC, explica, son principalmente soplones, deudores y agentes de seguridad, así como acusados o sospechosos de delitos sexuales o violencia contra niños.
Luiz Carlos Santos, consejero y relator de la Comisión de Violencia Policial del Consejo Departamental de Defensa de los Derechos de la Persona Humana (Condepe), informó que el organismo está investigando actualmente 21 casos de masacres en el estado. Según él, no han sido encontrados señales que indiquen la implicación del PCC como autor de los homicidios.
Ejecuciones sumarias por venganza
La profesora Camila Nunes recuerda que, en 2006, tras los ataques perpetrados por el PCC, en los cuales unos 80 policías resultaron muertos, la reacción de la Policía Militar elevó el saldo de muertos a casi 500 en una semana. “Desde entonces, se ha formado una dinámica muy típica: ejecuciones sumarias, con múltiples víctimas, perpetradas en la misma zona y no mucho después de que un agente es asesinado”, dijo.
El presidente de Condepe Rildo Marques señala que todas las masacres de este año estuvieron por la muerte de un policía. “Esa represalia no nos parece inmotivada. Parece haber un interés en defender negocios ocultos y ello exige una investigación a fondo por parte de las autoridades de São Paulo”, concluyó Marques.
Un documento de la Oficina de Asuntos Internos de la Policía Militar sobre la investigación de las 19 muertes ocurridas en las ciudades de Osasco y Barueri, en São Paulo, obtenido por Agência Brasil, concluye que se trata de “un grupo organizado para perpetrar delitos de homicidio con clara intención de venganza”.
En una reciente entrevista con medios de comunicación, el gobernador de São Paulo, Geraldo Alckmin, rechazó la existencia de grupos de exterminio. Según él, lo que sí existen son “malos policías”.
Federalización de las investigaciones
La semana pasada, durante una reunión del Condepe en São Paulo, familiares de las víctimas y representantes de grupos de derechos humanos y de movimientos sociales discutieron formas de instar al gobierno del estado a asumir la responsabilidad de las masacres. En favor de la transparencia, de la celeridad y del castigo a los culpables, el grupo pidió también la participación de la Policía Federal en las investigaciones.
La preocupación de las familias también fue expresada por la Oficina Regional para América del Sur del Alta Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH). “Es crucial que las ejecuciones extrajudiciales sean investigadas por un órgano independiente de la Policía Militar de São Paulo. Esa es la única manera de evitar que los responsables sigan impunes”, sostuvo Amerigo Incalcaterra, portavoz del ACNUDH.
La Secretaría de Seguridad Pública dijo a Agência Brasil que no haría ningún comentario sobre si la Policía Federal podría tomar parte en las investigaciones. El Ministerio de Justicia –bajo cuya autoridad opera la Policía Federal–, declaró que corresponde a la policía al nivel estatal investigar esos delitos.
Traducción: Lucas Magdiel
Fonte: Ciudadanos creen que policías militares están involucrados en masacres