La Armada brasileña combatirá el tráfico de drogas y armas por el mar
Combatir la acción de traficantes de drogas y armas que están utilizando vías marítimas para escapar de la fiscalización en las carreteras. Este es el principal foco del Sistema de Gestión de la Amazonía Azul, desarrollado por la Armada de Brasil para monitoreo de la costa brasileña. El proyecto comenzará por la Bahía de Guanabara, en Río de Janeiro, en su primera fase, y se extenderá hasta la costa del estado de São Paulo.
Para viabilizar la iniciativa, el ministro de Seguridad Pública, Raul Jungmann, y el comandante de la Armada, almirante Eduardo Ferreira, firmaron el miércoles (5) la asignación de lo equivalente a unos US$ 4,8 millones para cada fase del proyecto.
En la primera, el dinero se utilizará en la compra de equipamientos, como radares y cámaras térmicas infrarrojas para la visualización nocturna, y en el desarrollo de un programa informático para administrar el sistema.
Blindaje marítimo
“Ya hicimos un cerco por el área terrestre de Río de Janeiro, con la Policía Federal de Carreteras. Entonces tenemos que cerrar y blindar Río también por la vía marítima. Este proyecto permitirá que se monitoree todo y cualquier tráfico marítimo, en la Bahía de Guanabara, y luego en Angra dos Reis, extendiéndose hasta Santos. Los principales puertos, donde salen y entran mercancías en barcos, estarán monitoreados y será un golpe en el tráfico de armas y de drogas”, dijo Jungmann.
El comandante de la Armada también destacó la importancia de la iniciativa en el combate al crimen organizado. “Este proyecto va a establecer un sistema de vigilancia y control en la Bahía de Guanabara que permita detectar las embarcaciones, buscando aquellas que están cometiendo algún tipo de ilícito.”
Bloqueo aéreo
En otro frente de combate, según el ministro Jungmann, Brasil va a instalar, aún este año, un nuevo sistema de radares para detectar pequeños aviones que vuelan en bajas altitudes, generalmente usados por traficantes y contrabandistas en las fronteras con Paraguay y Bolivia. Actualmente, los radares brasileños en la región se destinan a la defensa del espacio aéreo, con foco en aviones volando a grandes altitudes.
“Según la Aeronáutica, una vez cerrado el acuerdo y transferidos los recursos, en tres meses empiezan a operar los nuevos radares. Eso significa cerrar, por vía aérea, nuestras fronteras al tráfico de drogas con dos países con quienes tenemos dificultades críticas en términos de ilícitos transfronterizos. “Vamos a hacerlo antes de fin de año”, aseguró Jungmann.