Cada hora, mueren 1,2 brasileños por conducir alcoholizados
Un hito en la lucha contra la violencia en el tránsito en Brasil, la Ley Seca cumple 15 años este lunes (19). Para recordar la fecha, el Centro de Información sobre Salud y Alcohol (Cisa) divulgó un informe sobre los accidentes causados por el consumo de alcohol en el país. Los datos provienen del Ministerio de Salud.
El documento revela que 10.887 personas perdieron la vida como resultado de beber y conducir en 2021, lo que supone un promedio de 1,2 muertes por hora.
"Es una cifra espantosa si tenemos en cuenta que [estas] muertes son completamente evitables. Lo único que hay que hacer es no beber", afirma el investigador y psicólogo del Cisa, Kaê Leopoldo. Según el estudio, aproximadamente el 5,4% de los brasileños declararon haber conducido después de beber, un índice que se ha mantenido estable en el país.
A pesar de alarmante, la tasa de muertes por cada 100.000 habitantes en 2021 fue un 32% menor que en 2010, dos años después de la promulgación de la ley. El número de muertes por año cayó de siete a cinco por cada 100.000 habitantes en el período.
Para Leopoldo, a cantidad es excesivamente alta, pero "hay que entender que la curva va hacia abajo. Siempre ha habido una tendencia a la baja en los 10 años analizados", subraya.
Perfil de las víctimas
Las víctimas de accidentes relacionados con el consumo de alcohol son mayoritariamente hombres: el 85% de los ingresos hospitalarios corresponden a varones, mientras que el 89% de los fallecidos son hombres. "En cuanto al rango de edad, las personas de 18 a 34 años son las más afectadas", reza el texto.
Cisa advierte de que no existe un volumen seguro de alcohol para beber antes de conducir. El director del centro y psiquiatra, Arthur Guerra, señaló que muchos creen erróneamente que una pequeña ingesta de alcohol no interferirá en su capacidad para conducir.
"En pequeñas cantidades, el alcohol ya es capaz de alterar los reflejos del conductor y, a medida que aumenta la concentración de alcohol en la sangre, [también] aumenta el riesgo de implicación en accidentes de tráfico graves, ya que provoca disminución de la atención, falsa percepción de la velocidad, aumento del tiempo de reacción, somnolencia, reducción de la visión periférica y otras alteraciones neuromotoras", concluye.