Paul McCartney recrea el Cavern Club en Brasilia
Cerca de 500 personas tuvieron el privilegio de vivir una situación rara en Brasilia: presenciar un concierto más privado de Paul McCartney en un ambiente que recordaba mucho al Cavern Club, donde los Beatles actuaron las primeras veces en los años 60, en Liverpool. Paul y algunos de los músicos que le acompañan en la gira Got Back tocaron el martes (28) en el legendario Clube do Choro.
El concierto fue un regalo sorpresa para los habitantes del Distrito Federal. Un primer lote fue vendido a R$ 200 por la empresa que promueve la gira. Algunas docenas más se distribuyeron gratuitamente a afortunados que acudieron al lugar con la esperanza de ver el que, para muchos, era el más histórico de todos los conciertos celebrados en la capital.
"Histórico e inesperado", dijo Ellen Pozzebom. Las sandalias playeras que la funcionaria llevaba en los pies eran la prueba de lo imprevisible del regalo. "Estaba en la peluquería cuando me enteré de esta actuación. Decidí acompañarla y acabé siendo agasajada con un concierto íntimo de Paul. ¡Y gratis! Fue lo más afortunado de mi vida", celebró a la salida del club. Según ella, la actuación fue un "megaespectáculo en un formato suave", con mucha interacción entre el músico y el público y con una acústica muy diferente a la de los grandes conciertos.
Conexión
El músico Diogo Vanelli salió del recinto con la certeza de haber sido un privilegiado por ver a su ídolo en un escenario como el de Brasilia. "Vi una clara conexión entre el local y el Cavern Club, donde él y los Beatles empezaron sus carreras. Sentí como si le recibiera en mi casa."
El profesional de eventos y compositor Adalberto Rabello tuvo una sensación similar. "Había una clara mezcla de universos entre el Cavern Club y el Clube do Choro. Y fue muy interesante verlo sin la estructura de los grandes espectáculos", declaró.
Y la elección del lugar no fue casual. Paul ya tiene un concierto programado para el próximo jueves (30) en el BRB Arena, un estadio digno de estrellas de rock –donde él mismo tocó en 2014–, pero conoció la tradición del club. Consciente de la importancia del local en la escena musical de la ciudad, decidió coronarlo convirtiéndolo en un pub inglés por una noche.
Proximidad
La sensación de proximidad e intimidad estaba presente en todos los que hablaron con la prensa a la salida del concierto. Incluso los que llegaron cuando el Beatle ya cantaba la tercera canción, como Lucas Nobre. "No había nadie que no estuviera bien posicionado para ver este espectáculo."
La cercanía entre público y artista fue más que física, según él. "Hubo mucha interacción con el público, una intimidad. Él dijo en buen portugués 'show de bola' después del canto general durante la canción Ob-La-Di, Ob-La-Da."
Incluso con una vértebra fracturada y a la edad de 79 años, Elza Coelho no pudo perderse la oportunidad. La profesora jubilada dijo que la experiencia fue como revivir su juventud, cuando escuchó por primera vez a los Beatles en programas de radio. "Fueron un shock de novedades para mi generación. Y oírle tan de cerca haciendo tantas declaraciones de amor en portugués fue algo muy especial. En este contexto, me encantó escuchar a mi favorita: Lady Madonna".
En el exterior
Fuera de la sala de conciertos, un centenar de personas pudieron escuchar, aunque amortiguado, el sonido que resonaba desde el interior del club.
"El sentimiento de frustración por no estar dentro acabó aliviado por el hecho de poder escuchar la música desde el césped, en este lugar tan lleno de significado para Brasilia y, particularmente, para mí, porque siempre vengo al Clube do Choro", dijo el funcionario Luciano Maduro, de 50 años.
Aunque tampoco consiguió una de las entradas extra distribuidas gratuitamente por la producción, el músico Jorge Brasil reconoció esta iniciativa como una de las muchas que demuestran la simpatía de Paul McCartney.
"El formato de este concierto es una prueba más de que Paul es realmente una persona espectacular. Debe ser lo mejor del mundo tenerlo como amigo", concluyó.
Clube do Choro
El local fue fundado en 1977 por músicos que se reunían en casa de la flautista francesa Odete Ernest Dias. El choro, también llamado chorinho, es un género musical popular e instrumental de Brasil, con más de 130 años de existencia. A pesar de que el nombre en portugués significa "llanto", el ritmo es generalmente agitado y alegre, caracterizado por instrumentos como el cavaquinho, la mandolina, la pandereta, la guitarra, el saxofón, la flauta, el acordeón, la armónica y el violín.
Actualmente, el Clube do Choro de Brasilia alberga también la primera escuela del género musical en el país, que atiende a más de mil alumnos.