Quebradoras de coco babasú mejoran producción en medio a desafíos
La jornada comienza a las 5.30 de la mañana. Equipadas con cestas en la cabeza, hachas y machetes en las manos, alrededor de 500 mujeres se adentran el bosque en busca de las palmeras de babasú. Esta actividad, vital para el sustento familiar, implica caminatas colectivas, trabajo en equipo, respeto por las tradiciones y cantos, y forma parte de la rutina diaria en los 25 centros ubicados en la región de Bico do Papagaio, al norte del estado de Tocantins.
Estas mujeres han tenido que adaptar su organización diaria debido a preocupaciones como la violencia, la deforestación, el uso de pesticidas y el cambio climático. Un hito importante en este proceso de reorganización fue la reciente apertura de un almacén en la ciudad de São Miguel do Tocantins, en el mismo estado. Este espacio se dedica al procesamiento de productos derivados del babasú, un fruto crucial para la agricultura familiar. En este lugar, el mesocarpio del fruto se tritura para convertirlo en harina, y las trabajadoras también transforman el coco en aceite y manteca. Los productos terminados son vendidos directamente por las trabajadoras en ventas locales y ferias.
"Me paso el día partiendo cocos"
Los productos son etiquetados por la Asociación Regional de Trabajadoras Rurales de Bico do Papagaio, a la cual están afiliadas las trabajadoras, y los beneficios se distribuyen entre ellas. Maria do Socorro Teixeira Lima, de 72 años y residente en el municipio Praia Norte, quien además es coordinadora de la asociación, comparte: "Me paso el día partiendo cocos. Lo tuesto, saco el aceite, hago jabón. El almacén mejora nuestras vidas, procesa, envasa y vende, contribuyendo a nuestros ingresos familiares".
Ella espera que iniciativas como el Programa Nacional de Alimentación Escolar (PNAE) y el Programa de Adquisición de Alimentos (PAA) faciliten la venta del producto a las escuelas locales, convirtiendo este alimento regional en meriendas para los niños. "Este es nuestro sueño. Nuestro almacén será crucial para lograrlo".
"Muriendo de pie"
Entre los desafíos que enfrentan las trabajadoras, Maria do Socorro destaca la amenaza del uso de pesticidas por parte de los terratenientes locales. Según ella, las palmeras "mueren de pie", y la devastación del bosque está provocando una distancia cada vez mayor entre los árboles.
Un logro celebrado por las trabajadoras es la Ley del Babasú Libre, que cumplió 15 años en 2023. Esta legislación busca proteger las palmeras en el estado de Tocantins, siguiendo patrones similares en los estados de Piauí, Maranhão y Mato Grosso. "Del babasú obtenemos carbón vegetal que utilizamos para cocinar, aceite para hacer jabón y condimentar los alimentos, así como escamas para producir harina y leche para sazonar las comidas", afirma Maria do Socorro, subrayando la necesidad de unidad y persistencia para garantizar la preservación del babasú.
Raimunda Gomes, una agricultora fallecida en 2018, recibió reconocimiento internacional por dar visibilidad a las trabajadoras y desempeñar un papel clave en la aprobación de la ley que protege tanto a las trabajadoras como a las palmeras.
Recursos
El funcionamiento del almacén fue posible gracias a las inversiones de diversas organizaciones, como el Fondo Amazonia, el Banco Mundial, los Fondos de Inversión en el Clima (FIC) y el Proyecto Cerrado Resiliente de CERES, que totalizaron una inversión de más de 250.000 reales. Esta iniciativa, que incluyó la revitalización del espacio y la compra de maquinaria, tiene como objetivo proporcionar un lugar regularizado con vigilancia sanitaria.
Selma Yuki Ishii, directora de Alternativa para la Pequeña Agricultura en Tocantins (APA-TO), destaca que "el acceso a un espacio regularizado no solo garantiza la calidad y seguridad de los productos, sino que también abre las puertas a nuevos mercados".
Para Rozeny Batista Alexandre, de 46 años, que trabaja como quebradora de cocos en Axixá do Tocantins, el almacén representa la realización de un sueño al proporcionar mayor legitimidad al comercio. "Criamos y educamos a nuestros hijos con cocos. Trabajamos para garantizar alimentos sanos en la mesa", afirma.
Rozeny, que lleva trabajando con cocos desde que era niña, destaca la peculiaridad de que muchos de las trabajadoras no son propietarias de sus tierras y utilizan los cocos en tierras de terceros, cuando se lo permiten los propietarios. "Aunque muchos de nosotros hemos sufrido agresiones, la ley nos protege para extraer el coco", enfatiza.
Temporada baja
Durante su infancia, Rozeny recuerda que el babasú solo se utilizaba para el consumo doméstico. "Lo partía durante el día, y por la noche iba a la frutería a cambiarlo por alquiler. Por aquel entonces, solo había coco y carbón. Utilizaba la paja para hacer una estera y cubrir la casa. Hoy hay otros derivados del babasú".
El cambio climático afecta a la producción en el cerrado, y la temporada baja suele ir de diciembre a abril. Rozeny explica que el coco se recoge de mayo a octubre, época en la que las trabajadoras lavan, pelan y muelen el fruto. "Llamamos madre a la palmera. Tiene una vida de 50 a 80 años. A partir de los 30, el racimo se encoge. Por eso hay que tratarla bien".
Rozeny se enorgullece de que los productos de babasú se hayan ganado el favor de los veganos, por ser ricos en fibra, diuréticos y afrodisíacos. Según la tradición cultural de la región, la mayoría de las personas que trabajan los cocos de babasú son mujeres, mientras sus maridos se ocupan de los campos: "De niños sufríamos rompiendo cocos. Pero no quería que mi hijo pasara por lo mismo".
Como miembro de la asociación, Rozeny destaca la colaboración colectiva durante el esfuerzo conjunto, evitando que nadie se sienta aislado en el bosque. "Es muy difícil romper el coco solo", dice, describiendo la práctica de sentarse en círculo, cantar y romper el coco con un hacha. "Soñamos con poder comprar una máquina para mejorar esto", dice.
Otro sueño, la jubilación, se ha hecho realidad gracias al trabajo cooperativo. Se anima a las trabajadoras a cotizar a la seguridad social, que varía en función de sus ingresos.