Casi 1/4 del territorio brasileño se ha incendiado en 40 años
Casi una cuarta parte del territorio brasileño se incendió al menos una vez entre 1985 y 2023. Son 199,1 millones de hectáreas, equivalentes al 23% de la superficie terrestre de Brasil.
Del área afectada por el fuego, el 68,4% era de vegetación autóctona, mientras que el 31,6% estaba ocupada por la actividad humana, especialmente la agricultura. El Cerrado y la Amazonía son los principales biomas afectados por los incendios, ya sean de origen natural o no. Juntos suman el 86% de la superficie quemada.
Los datos obtenidos por imágenes de satélite forman parte de un estudio publicado el martes (18) por MapBiomas Fogo, una red en la que participan universidades, organizaciones no gubernamentales y empresas tecnológicas. Los investigadores pudieron analizar el tamaño y el patrón histórico de las zonas quemadas, pero no fue posible determinar con certeza qué provocó el incendio.
Sin embargo, la coordinadora de MapBiomas Fogo y directora de Ciencias del Instituto de Investigaciones Ambientales de la Amazonía (IPAM), Ane Alencar, explicó que es posible llegar a la conclusión de que la mayoría de los incendios no tienen un origen natural, es decir, no son los rayos los que inician el fuego. La principal razón para concluirlo es el periodo en que se produce la mayoría de los incendios, en agosto y septiembre.
"Cuando más arden el Cerrado, la Amazonía y ahora, desgraciadamente, el Pantanal, es la estación seca, un período en el que probablemente es bastante difícil que se produzcan descargas eléctricas procedentes de tormentas", afirma.
Concentración de zonas quemadas
La coordinadora explica que la mayor parte de la vegetación autóctona incendiada permanece deshabitada por el hombre. "Un pequeño porcentaje de las zonas afectadas se convierte principalmente en pastizales.”
Casi la mitad (46%) de la superficie quemada se concentra en tres estados: Mato Grosso, Pará y Maranhão. De cada 100 hectáreas quemadas, 60 están en terrenos privados. Los tres municipios que más ardieron entre 1985 y 2023 fueron Corumbá (Mato Grosso del Sur), en el bioma Pantanal, seguido de São Felix do Xingu (Pará), en el bioma Amazonía, y Formosa do Rio Preto (Bahía), en el bioma Cerrado.
El estudio de MapBiomas también muestra que alrededor del 65% del área afectada por el fuego se quemó más de una vez entre 1985 y 2023. Durante este periodo, una media de 18,3 millones de hectáreas se incendió cada año.
Biomas
Ane Alencar advierte que aunque el Cerrado es una vegetación más preparada para hacer frente a los incendios, el alta frecuencia con la que el fuego afecta a la región debilita el ecosistema, que tiene características de sabana, con vegetación baja. De la superficie total quemada al menos una vez en el país, el 44% se encuentra en el Cerrado. Son 88,5 millones de hectáreas, casi la mitad de la superficie del bioma.
"Es mucho más difícil detener el fuego", explica. "Cuando es más fuerte, con mucho viento, es imposible combatirlo".
En la Amazonía, el segundo bioma más afectado, se han quemado al menos una vez 82,7 millones de hectáreas. Esto representa una quinta parte (19,6%) del bioma.
Nacida en Pará y especialista en la región amazónica, Ane Alencar advierte del gran peligro que suponen los incendios para los bosques. "Las formaciones forestales no están adaptadas al fuego, son sensibles", afirma. "Una vez quemadas, el proceso de recuperación es muy lento y deja estas zonas muy inflamables para un segundo incendio. Se produce un proceso de degradación", explica.
El bioma que más ardió en proporción a su superficie fue el Pantanal, con 9 millones de hectáreas. Aunque sólo es el 4,5% del total nacional, el total quemado representa el 59,2% del bioma, que se enfrenta a incendios intensos debido principalmente a sequías prolongadas.
Además de dañar la cubierta vegetal, lo que, entre otras consecuencias, altera el equilibrio medioambiental, los incendios contribuyen de forma importante al efecto invernadero, ya que liberan a la atmósfera el carbono almacenado en la biomasa en forma de dióxido de carbono (CO²).
Tendencias
La investigadora considera que, a partir de la primera década de los años 2000, los incentivos para una mejor gestión medioambiental ayudaron a controlar los incendios. "Disminuyó la deforestación y también la superficie quemada". Sin embargo, recuerda que a partir de 2019 "hubo un aumento significativo de la deforestación y de la superficie quemada".
Ane dijo que el aumento de los incendios continuó el año pasado, pero debido al cambio climático, que provocó fuertes sequías, lo que contribuyó a que las tierras se volvieran más sensibles a la propagación del fuego. "Lo que ocurrió en 2023, especialmente en la Amazonía, es que en la región donde hubo una reducción de la deforestación, hubo una reducción del fuego en general, de las quemas y de los incendios."
Patrón histórico
La experta cree que el estudio proporciona información relevante, como el patrón histórico de los incendios, que puede ayudar a las autoridades a elaborar estrategias de prevención, control y lucha.
"Estos datos pueden ayudar mucho a conocer las zonas con mayor riesgo de incendios, a ser utilizados en procesos de responsabilización, a controlar si la cuestión climática está incidiendo realmente en el aumento de los casos", afirma. "Hay varios usos, desde trazar acciones de prevención hasta mejorar la planificación y las inversiones para un mejor uso del suelo", añade.