Manto sagrado tupinambá regresa a Brasil después de siglos en Europa
El retorno a Brasil de un manto tupinambá, confeccionado con plumas rojas de pájaro guará y almacenado en Dinamarca durante más de tres siglos, ha sido motivo de gran celebración entre las comunidades indígenas del sur de Bahía. El artefacto, donado por el Museo Nacional de Dinamarca al Museo Nacional de Río de Janeiro, llegó a Brasil el 11 de julio. El museo brasileño ha confirmado la recepción del manto tupinambá y ha anunciado que planea exhibirlo en las próximas semanas.
Sin embargo, un estudio de la investigadora estadounidense Amy Buono, de la Universidad Chapman de California, revela que otros diez mantos similares, también elaborados con plumas de guará, permanecen en museos europeos. Además del manto que regresó a Brasil, el Museo Nacional de Dinamarca posee otros cuatro mantos tupinambá. El Museo de Historia Natural de la Universidad de Florencia (Italia) conserva dos más. También se encuentran mantos tupinambá en el Museo de las Culturas de Basilea (Suiza), el Museo Real de Arte e Historia de Bruselas (Bélgica), el Museo Quai Branly de París (Francia) y la Biblioteca Ambrosiana de Milán (Italia).
El Museo Nacional de Río de Janeiro ha indicado que, por el momento, no hay negociaciones en curso para recuperar estos otros mantos.
El líder de los tupinambás de Olivença, en el estado de Bahía, el jefe indígena Jamopoty, enfatiza la importancia de recuperar los mantos que permanecen en el extranjero. “Creo que tienen que devolver lo que no les pertenece. Deben restituir lo que legítimamente es nuestro. Nuestro patrimonio fortalece nuestra identidad”, señala el líder indígena.
La devolución del manto indígena marca el final de una larga lucha liderada por la comunidad del jefe Jamopoty, que comenzó en el año 2000. Fue entonces cuando la líder tupinambá Amotara vio por primera vez la pieza en una exposición especial en São Paulo, conmemorando el 500 aniversario de la llegada de los portugueses a Brasil.
“Ella redactó un documento con el Consejo Tupinambá solicitando que el manto permaneciera en Brasil, ya que debía regresar a su pueblo. Amotara deseaba que el manto llegara a Olivença”, explica Jamopoty.
A pesar de las solicitudes de Amotara, el manto regresó a Dinamarca tras finalizar la exposición. Han pasado 24 años desde entonces, y finalmente, el manto tupinambá regresa a Brasil para quedars.
Según la investigación de Amy Buono, los mantos tupinambá, conocidos como assojoaba o guara-abucu en la antigua lengua tupí, fueron confeccionados entre los siglos XVI y XVII. Estas prendas se utilizaban en rituales religiosos dentro de las comunidades indígenas y en los asentamientos misioneros durante los dos primeros siglos de la colonización portuguesa.
Los artefactos de plumaje, incluidas las prendas hechas con plumas de colores, eran empleadas por estos indígenas incluso antes de la llegada de los portugueses. Pero Vaz de Caminha, el escribano de la primera flota portuguesa que arribó a Brasil en el siglo XVI, describió estos objetos en su célebre carta al rey Manuel de Portugal.
Desde el primer viaje portugués a Brasil, los artefactos indígenas fueron llevados a Europa y continuaron siendo exportados en las décadas siguientes. Estos objetos no solo sirvieron como evidencia del “descubrimiento” del nuevo territorio, sino que también se convirtieron en valiosas adiciones a las colecciones europeas.
El gobierno brasileño ha estado trabajando activamente para repatriar estos artefactos. El pasado 10 de julio, 585 piezas del Museo de Historia Natural de Lille (Francia) fueron devueltas a Brasil. Estos objetos pertenecen a más de 40 grupos indígenas diferentes, según la Fundación Nacional del Indio (Funai).