Brasil se adhiere al Protocolo de Nagoya sobre biodiversidad
Brasil presentó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) su carta de ratificación del Protocolo de Nagoya, que regula el acceso y la distribución de beneficios, monetarios y no monetarios, de los recursos genéticos de la biodiversidad. Según una nota conjunta de los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Medio Ambiente, el documento firmado por el presidente Jair Bolsonaro fue entregado ayer (4) a la ONU.
El protocolo es un acuerdo multilateral accesorio al Convenio sobre la Diversidad Biológica elaborado durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (ECO-92), celebrada en Río de Janeiro en 1992. Fue concluido durante la X Conferencia de las Partes de la Convención (COP-10), en 2010, en Nagoya, Japón, y firmada por Brasil al año siguiente, en Nueva York. Tiene como objetivo permitir la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados del uso de los recursos genéticos de la biodiversidad, como plantas, animales y microorganismos, y de los conocimientos tradicionales asociados a ellos. El tratado cubre puntos como el pago de regalías, el establecimiento de joint ventures, el financiamiento de investigaciones, el intercambio de resultados y la transferencia de tecnologías y capacitación.
Por tratarse de un tratado internacional, su entrada en vigor en Brasil estuvo sujeta a la aprobación del Congreso Nacional, que lo hizo en agosto del año pasado. “La entrega de la carta de ratificación pone fin a un proceso de debate que se viene desarrollando desde hace años en el ámbito del gobierno federal y del Poder Legislativo. El involucramiento del gobierno y el compromiso establecido entre las representaciones de la agroindustria y del área ambiental llevaron a la conclusión del proceso de ratificación”, dice la nota conjunta.
Según el gobierno, Brasil podrá participar en futuras deliberaciones en el ámbito del protocolo, que tendrán lugar ya a partir de la próxima Conferencia de las Partes del Convenio, “como un país que tiene una legislación avanzada sobre biodiversidad y distribución de beneficios, y que cuenta con un sector agrícola moderno, con recursos genéticos invaluables, derivados de su patrimonio ambiental”.
Los ministerios consideran que la adhesión del país al Protocolo de Nagoya contribuirá a brindar seguridad jurídica a los usuarios y proveedores de material genético y puede desempeñar un papel importante en el proceso de valoración de los activos ambientales brasileños, especialmente en el contexto del pago por servicios ambientales y en el desarrollo de la bioeconomía.
“Brasil reafirma su compromiso con el desarrollo sostenible y su compromiso con el sistema multilateral, mientras persigue su autonomía tecnológica y económica y el fortalecimiento de la soberanía sobre los recursos naturales en su territorio”, concluye la nota.