Aumenta la violencia en las ciudades fronterizas de Brasil
Un informe preliminar del Instituto de Desarrollo Económico y Social de Fronteras (IDESF) revela que los municipios fronterizos brasileños más afectados por la violencia son los que tienen la más baja calidad de educación y atención de salud y menos oportunidades de empleo formal.
"Hay una relación directa entre el aumento de la violencia en esos lugares y la tasa de abandono escolar, la falta de cualificación profesional y las oportunidades para los jóvenes”, dijo el director del instituto, Luciano Stremel Barros.
El índice de asesinatos, sostiene Barros, es alarmante en las fronteras nacionales compartidas con Paraguay, entre Foz do Iguaçu, en el estado de Paraná (sur), y Porto Murtinho, en el estado de Mato Grosso del Sur (centro).
Las cifras muestran que en Foz do Iguaçu se registraron en 99 asesinatos en 2016, lo que equivale a 37,5 víctimas por cada 100 mil habitantes.
Proporcionalmente, Paranhos, en Mato Grosso del Sur, es reportada como la más violenta de las 32 ciudades gemelas consideradas (ciudades vecinas ubicadas en diferentes países). Aunque en 2016 se registraron oficialmente 15 asesinatos, el municipio de Mato Grosso del Sur, con algo más de 13 mil habitantes, tiene la tasa de letalidad más alta: 109,7 asesinatos por cada 100 mil habitantes.
El parámetro de los 100 mil habitantes es un indicador fiable ya que permite la comparación entre lugares poblaciones de diferentes tamaños. Además, neutraliza el crecimiento de la población, lo que permite establecer comparaciones tanto a mediano como a largo plazo. Para llegar a esa tasa se divide el número de asesinatos ocurridos en el municipio en un determinado período de tiempo por el número de habitantes. Luego, se multiplica el resultado por 100 mil.
El informe indica además que el número de asesinatos en las ciudades fronterizas es inferior a la cifra registrada en Queimados, ciudad ubicada en el interior de Río de Janeiro y considerada la más violenta del país en el último Atlas de la Violencia, publicado por el Instituto de Investigaciones Económicas y Aplicadas. En el estudio, Queimados aparece con una tasa de 134,9 asesinatos y muertes violentas por cada 100 mil habitantes.
"Así es como se ve la realidad de las fronteras. Nosotros la sufrimos, y tanto las autoridades estatales como las federales son conscientes de ello. Es un gran reto para todos", dijo el secretario municipal de Paranhos, Aldinar Ramos Dias, quien agregó que, en general, las víctimas no viven en la ciudad. "El asesinato de residentes es algo muy poco común”. Un gran número de asesinatos siguen sin esclarecerse, dijo.
Abordando el problema
Se espera que la próxima semana se publique el diagnóstico final del IDESF sobre la difícil situación de las ciudades fronterizas. Además de un panorama de la seguridad pública, el documento recogerá conclusiones sobre los cuatro ejes que el instituto considera fundamentales para el desarrollo socioeconómico de las ciudades fronterizas: educación, salud, empleo/ingresos y finanzas.
"Queremos advertir una vez más que, si no se implanta una estrategia política integrada en las zonas fronterizas, es probable que el problema se agrave, con consecuencias que se harán sentir en todo el país", dijo Barros. Asimismo, mencionó el creciente poder de las organizaciones transfronterizas, como las redes de contrabando que "alimentan la violencia y ayudan a mantener armadas a las facciones criminales".
Vigilancia
El ministro brasileño de Seguridad Pública, Raúl Jungmann, anunció que el gobierno federal está movilizando actualmente a unos 150 agentes de la Fuerza Nacional para reforzar la vigilancia fronteriza y ampliar el número de agentes de la policía federal en las la región. También se tiene previsto en los próximos días poner en marcha una nueva iniciativa conjunta con la Fuerza Aérea Brasileña.
"Se trata de acciones conjuntas que incluirán el monitoreo de pequeñas aeronaves", dijo el ministro, quien también abogó por la asignación de más fondos para el Sistema Integrado de Monitoreo Fronterizo.
*Colaboró Leandro Melito