Olodum cumple 35 años, fiel a las raíces de la cultura negra
Es difícil encontrar a un brasileño que no recuerde una de aquellas canciones marcadas por el fuerte sonido de los tambores característicos de un grupo callejero del carnaval de Bahía: el Olodum. Creado como una alternativa a los festejos de los negros en la ciudad de Salvador, el grupo cumplió 35 años el viernes (25) y ya es una referencia de la cultura afrobrasileña, ayudando a difundirla en varios países de todos los continentes.
Olodum contra el Apartheid
En Bahía, hasta la década de 1970, los grandes grupos de carnaval eran formados, en su mayoría, por blancos. Para asegurar su participación en la fiesta y afrontar el racismo, las comunidades negras empezaron a establecer sus propios grupos. Pero ninguno de ellos llegaría a la proyección nacional del Olodum, creado en 1979 en el barrio de Pelourinho.
El nombre Pelourinho hace referencia a la columna de piedra que se utilizaba para castigar a los negros esclavos. El local había perdido su importancia en Salvador y, hasta la década de 1980 era estigmatizado como un espacio de “marginales”. Las llamadas “casas de altos”, antiguas residencias coloniales, eran ocupadas por familias pobres y por prostitutas. Allí, los negros de Bahía transformaron la música, la religión y el lenguaje en expresiones de resistencia. Al reunir todos estos elementos, el Olodum surgió como un proyecto cultural y político para combatir el prejuicio.
El actual presidente del grupo, João Jorge Rodrigues, subraya que el proyecto estaba destinado a difundir la historia africana. "En los primeros carnavales, fuimos muy criticados porque hablamos sobre Egipto. No entendían que Egipto forma parte de África. Investigamos y demostramos que Egipto es África, que Madagascar es África, que Etiopía es África."
La elección del tema estaba fuerte y políticamente cargada de la valoración de las tradiciones negras. "Queríamos demostrar que esos países africanos produjeron elementos fundamentales para la Historia, como la ciencia y el alfabeto", dice Rodrigues. "Queríamos dar a conocer el alcance de la diversidad de África, ya que los personajes históricos de esos países siempre habían sido retratados bajo la visión de Hollywood: como blancos", añadió el presidente del grupo.
En la lengua africana yoruba, la palabra Olodum significa “Dios de los Dioses”.
Raíces en África y en el Nordeste de Brasil
Las letras de las canciones se han convertido en éxitos musicales muy conocidos por los brasileños y muestran otra matriz cultural del Olodum: la del Nordeste. En la preparación de cada carnaval, la intención del grupo era que la música fuera educativa. Los temas tratados eran investigados, transformados en material didáctico y luego entregados a los compositores y posibles cantantes, quienes deberían apropiarse de los hechos e identificarse con las historias. En Revuelta Olodum, por ejemplo, el grupo habla de uno de los movimientos contra el poder colonial portugués, la Revuelta de los Sastres, también conocida como Conjura Bahiana (ocurrida a finales del siglo 18).
Jair Silva, historiador y miembro del Movimiento Negro de la ciudad de Campina Grande, en el estado de Paraíba, considera que las acciones de los grupos de carnaval de influencia africana fueron fundamentales para la afirmación de la identidad negra en Brasil: “Es un movimiento que escribe la historia, que tiene este compromiso de descubrir hechos que fueron negados por la aún hegemónica cultura blanca de nuestro país”. De acuerdo con Silva, al hablar de la lucha por la libertad, el grupo Olodum, que se asume como un movimiento social, “creó la autoestima de la comunidad negra en Bahía”.
“Al principio era algo muy propio, de cada comunidad, ir a los ensayos del grupo, inventar bailes, peinados, ropas. El contenido de las letras siempre caracterizaba al negro como hermoso, potente, inteligente”, cuenta la antropóloga Goli Guerreiro, autora del libro A Trama dos Tambores – a Música Afro-Pop de Salvador ("La Trama de los Tambores – la Música Afropopular de Salvador"). Según ella, el movimiento generado por los grupos, sobre todo por el Olodum, fue “extraordinario”. “Varias zonas de Salvador empezaron a concienciarse y pasaron a afirmar un sentimiento de orgullo por la negrura, que tiene que ver con la autoestima, con la estética afrobahiana que ganó una altivez, un gusto de ser lo que es, de ser negro."
El Olodum y el samba-reggae
El movimiento musical y rítmico generado en los años 80 tuvo, en el llamado samba-reggae, la “corona de la estética de Bahía”, dice Guerreiro. El ritmo, creado por músicos bahianos, entre ellos Neguinho do Samba y Mestre Jackson, se ha convertido en un rasgo del Olodum. Para la antropóloga, la creación expresa el fuerte intercambio de información entre los grupos de carnaval afro y también entre ellos y lo que había en el mundo de la música, como los éxitos de Michael Jackson, Fela Kuti y otros. “Este intercambio de información del mundo atlántico permite a cada ciudad hacer su propia combinación de referencias e inventar algo particular, local, pero que apunta a una dinámica continental”, dice.
Marcado por la intensa presencia de la percusión formada por tambores de diferentes tipos y por unos 200 músicos, el samba-reggae mostró tanto potencial que de él se apropiaron grupos que se presentan en los llamados tríos eléctricos (camiones adaptados con inmensos altavoces). En los años 90, las bandas del ritmo posteriormente bautizado como axé music incorporaron instrumentos armónicos, como la guitarra eléctrica, y redujeron la cantidad de percusionistas para que sus canciones alcanzaran no solo los tríos, sino también las listas de éxitos de las radios y las tiendas de discos.
El éxito hizo que los grupos tradicionales también se adaptaran. Gran parte de ellos creó bandas para hacer conciertos, introdujo la guitarra eléctrica y buscó al mercado musical, donde las canciones del Olodum y de otros grupos ganaban proyección. Goli cree que la entrada al mercado y el hecho de que el ritmo se haya convertido en atracción turística provocaron cambios en las letras del samba-reggae. “Las canciones se volvieron menos contundentes desde el punto de vista ideológico y pasaron a hablar más de la alegría en general”.
Sin embargo, el presidente del Olodum, João Jorge, explica que el grupo buscó la sostenibilidad para seguir existiendo y, para esto, entró en el mercado internacional. “En el mercado brasileño, un grupo que produce música, libros, y que inspiró el funk y el rap nacional no tiene importancia, pero en el extranjero, sí.”
Jorge sostiene que el grupo no ha perdido sus raíces ni su vínculo con la lucha por la igualdad y la ideología del panafricanismo. Se lo expresa, incluso, en los colores que adopta: verde, rojo, amarillo, negro y blanco, que hacen clara referencia al combate contra el racismo. Al destacar la proyección internacional del Olodum, su reconocimiento y la asociación con 49 artistas internacionales, entre ellos Paul Simon, Michael Jackson y Alpha Blondy, el presidente afirma que el grupo es la “antena parabólica del candomblé [religión de origen africano ampliamente practicada en Bahía]: tiene los pies en el suelo y la cabeza en el mundo”.
El redoble de los tambores
La casa del Olodum, dice João Jorge, sigue siendo el Pelourinho. Desde 1983, cuando se creó el proyecto Rufar dos Tambores ("Redoble de los Tambores"), el grupo ofrece clases de percusión a los vecinos del barrio Maciel-Pelourinho. Desde 1984, cuando se convirtió en Grupo Cultural Olodum, desarrolla actividades de educación en diálogo con diversos lenguajes artísticos.
“Los proyectos sociales de los grupos afro de carnaval son una consecuencia natural de este deseo de cambiar la realidad. Más que proyectos sociales, esos grupos ofrecen un espacio positivo de convivencia para niños y jóvenes negros, abriendo perspectivas más allá del cotidiano determinista de pobreza y exclusión a que los negros son históricamente sometidos”, dice la profesora de la Universidad Federal de Bahía, Rita Maia.
Actualmente llamado Escuela Creativa Olodum, el proyecto que dio lugar a la primera Banda Infantil Olodum involucró, a lo largo de 30 años, a unos 20 mil niños y adolescentes de entre 7 y 21 años de edad, de acuerdo con la coordinadora de la escuela, Cristina Calácio. Ella cree que la escuela es “un espacio pionero de participación de la comunidad afrodescendiente, e innovador porque trabaja con arte y educación de manera conjunta”.
La escuela exige que los jóvenes estén matriculados en la red pública de enseñanza. “La propuesta es revelar magnitudes, mucho más que simplemente enseñar a tocar el tambor. Las actividades tienen como objetivo capacitar a los niños y adolescentes de modo a posibilitar su inclusión en la ciudadanía étnica cultural”, dice Calácio.
Además de la música, el “punto fuerte” de la institución, según la coordinadora, es que los miembros del proyecto también participan en seminarios, talleres de bailes africanos, canto coral y clases de computación.
El éxito del proyecto, según Calácio, se debe al hecho de que es “una escuela diferente, conectada con lo que les gusta a los jóvenes y con lo que ellos interaccionan hoy día, que es la cultura, la tecnología”.
Otro proyecto iniciado por el grupo, en 1990, es el Bando de Teatro Olodum, que escenificó cuentos africanos e historias relacionadas con negros. El proyecto lanzó actores como Lázaro Ramos, Tânia Tôko y Jorge Washington Rodrigues, quienes participaron en la producción teatral Ó Paí, Ó, después convertida en película y serie de televisión. El título de la obra remite a una expresión coloquial muy utilizada en Bahía, que significa “Míralo, míralo”.
“Empecé a hacer teatro en Calabar [barrio de Salvador] y se me enganchó este teatro de transformación, que es una herramienta de lucha contra el prejuicio racial, en defensa de la igualdad. Cuando vi el titular en el periódico, que decía 'Olodum organiza compañía de teatro negra', pensé que era en aquel teatro que quería estar”, dice Rodrigues.
También en el campo de la música, las influencias de los proyectos del Olodum son notables. Músicos que crecieron escuchando al samba-reggae –como Anderson Souza, Mariela Santiago y Afro Jhow– hoy se destacan en la escena cultural.
Para Jorge Washington Rodrigues, el reto de esta propuesta de producción cultural es mantenerse en la ruta y fortalecer el camino que ha sido recorrido por el grupo. “Tenemos que buscar este teatro de afirmación, esta canción de afirmación, porque el mercado es tentador y nos tienta a cada momento.”
El presidente de la organización, João Jorge, también cree que hay que seguir reinventándose, innovando y avanzando, como parte de las luchas por políticas públicas, educación y empleos para los negros. “El racismo es una enfermedad y Brasil no la venció. Así que el Olodum es actual, contemporáneo”, defiende.
Traducción: Leonardo Vieira
Fonte: Olodum cumple 35 años, fiel a las raíces de la cultura negra