Viven en Brasil unos 60 mil refugiados y descendientes palestinos
Hace décadas el pueblo palestino se ve obligado a huir de sus territorios debido a la ocupación y colonización israelíes desde la creación del Estado de Israel en 1948. La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Oriente Medio (UNRWA) señala que 6 millones de personas dependen de sus servicios en los territorios palestinos de la Franja de Gaza y Cisjordania, así como en los vecinos Líbano, Siria y Jordania.
Según expertos y representantes de la comunidad palestina en Brasil, este fenómeno no es el resultado de conflictos puntuales, ni un episodio que haya quedado en el pasado. Ellos señalan la existencia de un régimen de apartheid en la región.
La tensión entre Israel y Palestina, que dura ya más de 70 años, implica geopolítica, tierra y religión, dado que la región es sagrada para el judaísmo, el islamismo y el cristianismo.
Además de los campos de refugiados de Oriente Medio, los palestinos han emigrado a diversas partes del mundo, incluido Brasil. Se calcula que 60 mil inmigrantes y refugiados palestinos, incluidos sus descendientes, viven en el país, la mayoría en São Paulo, según una encuesta de la Federación Árabe-Palestina de Brasil (Fepal).
Es el caso de la periodista palestino-brasileña Soraya Misleh, coordinadora del Frente en Defensa del Pueblo Palestino, hija de un superviviente de la Nakba –palabra árabe que designa el éxodo de los palestinos de las zonas que se convertirían en Israel–.
Su padre tenía 13 años cuando abandonó el pueblo donde vivía, junto con unos 800 mil palestinos expulsados de su tierra.
"Mi padre era un refugiado que se pasó toda la vida soñando con volver, como tantos otros. Hay seis millones en campos de refugiados, otros miles más en la diáspora. Murió hace cinco meses, a los 88 años, y solía decir: 'Hija, si pongo un pie en mi tierra y muero, moriré feliz'", explica.
Soraya lamenta que su padre no pudiera regresar a Palestina. "Ni siquiera tuvo derecho a pisar su tierra y morir feliz. Esto es parte de la tragedia palestina que continúa hasta nuestros días, así que lo que pedimos es ayuda", afirmó.
El abuelo materno de Aline Baker también huyó de Palestina a finales de la década de 1950, cuando tenía unos 20 años. Vino solo y no sabía hablar portugués. Con la ayuda de sus parientes, empezó a vender ropa puerta a puerta y aprendió la lengua. Después se casó y se trasladó definitivamente a Brasil.
Aline cuenta que, a pesar de la muerte del abuelo, la familia sigue en contacto con sus parientes en Palestina. "Nunca perdimos el contacto. Siempre nos enviábamos cartas. Él iba a pasear de vez en cuando, se llevaba a mi abuela y a mi madre", explica.
En cuanto a la guerra, Aline Baker dijo que no hay ningún ciudadano en Palestina que no haya sufrido las consecuencias del conflicto, “que no haya tenido a un pariente asesinado, ya sea por colonos o soldados, o encarcelado".
Expulsión
Según João Amorim, profesor de Derecho Internacional de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), la incesante expulsión de palestinos de su territorio comenzó incluso antes de la creación del Estado de Israel, con la formación de algunas milicias judías en la época, incluidas las que resistían al Mandato Británico de Palestina. Con la Nakba, el proceso se agravó y se produjo una gran migración forzada.
"Imagina que ahora te obligan a dejar tu casa, con lo puesto, y huir a otro país a pie, o en auto, con lo poco que tienes. El sentimiento de destierro es algo que nunca abandonará al refugiado. Se han visto obligados a abandonar el lugar de su historia, de sus afectos, y el daño es inmenso. No querían estar donde están y en las condiciones en que se encuentran", declaró Amorim a Agência Brasil, subrayando que Israel tiene planes para expulsar completamente a los árabes y palestinos de la región.
El gobierno israelí argumenta que tiene el derecho y el deber de defenderse de ataques, como el lanzado el 7 de octubre, por el bien de su existencia, y que tiene la obligación de proteger a sus ciudadanos. Los israelíes afirman que el grupo Hamás, que controla la Franja de Gaza desde hace más de una década, quiere destruir el país.
Refugiados en conflicto
Otra realidad que rodea a los refugiados es que se ven obligados a ir a países que también se encuentran bajo conflicto, como Siria. Al no poder quedarse, tienen que ser reubicados de nuevo.
El padre Marcelo Maróstica Quadro, vicedirector de Cáritas Arquidiocesana de São Paulo, organización que proporciona acogida en Brasil, señala que algunos de los palestinos que se encuentran en el país han sido registrados como sirios, pero en realidad ya habían sido desplazados.
"En Brasil debe haber muchos más palestinos debido a este proceso de subregistro, porque estaban en otro país, venían de otro país, por la situación tan difícil de reconocimiento del Estado palestino", afirma.
Presidente de Fepal, Ualid Rabah es hijo de padre y madre refugiados palestinos que llegaron a Brasil en los años 60. "Fuimos expulsados del territorio en que se convirtió Israel, nos robaron el 78% de nuestra tierra, el 88% de nosotros fuimos expulsados. Venimos de una tierra que está bajo ocupación, en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este", afirmó.
Rabah teme que la proporción de violencia en el conflicto actual represente el exterminio de su pueblo. "Venimos de una región donde se vive entre escombros y cadáveres, de una región donde mueren 22 palestinos por cada israelí, que vive bajo un régimen de apartheid, de matanza", lamentó el presidente de Fepal.
Prisión al aire libre
João Amorim, especialista en derecho internacional, afirma que la Franja de Gaza está considerada por Naciones Unidas como la mayor prisión al aire libre del mundo. Desde el bloqueo impuesto por Israel en 2007, la región tiene acceso limitado a la energía y al agua durante unas cinco horas al día, no hay trabajo para todos y los habitantes no pueden entrar y salir cuando quieran, según el profesor.
Rabah afirmó que el cerco viene impidiendo incluso a los palestinos retirarse de la zona de conflicto. "El proceso de hacer de Gaza un lugar inhabitable tiene como objetivo expulsar gradualmente a los palestinos de allí. Para que los palestinos dejen de vivir en su tierra", afirmó.
Desde el comienzo del conflicto, el gobierno de Brasil ha estado trabajando para rescatar a los brasileños que se encuentran en Gaza. Alrededor de 30 brasileños y sus familias están siendo acompañados por la Representación de Brasil en Ramala, en Cisjordania, y esperan la apertura de la frontera con Egipto. La situación es preocupante porque, a pesar de que la Embajada envía dinero y alquila casas, es difícil encontrar agua y comida.