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Economía

Aumento de la deuda pública desafía al próximo presidente

En una trayectoria creciente, la deuda llegará al 82% del PIB en 2022
Gilberto Costa – Reportero de Agência Brasil
Publicado en 03/08/2018 - 11:38
Brasilia
Dinheiro
© Dinheiro

Sea quien sea el próximo presidente de Brasil, una cosa parece cierta a esta altura: va a convivir con un aumento constante de la deuda pública. Conforme a la proyección del Tesoro Nacional para inversores, la proporción del endeudamiento pasará de los actuales 75,7% del Producto Interno Bruto (PIB) al 82% en 2022, último año del mandato. Aunque el próximo mandatario se reelija, solo verá la deuda caer en 2025, tercer año de un hipotético segundo periodo.

La visión del Tesoro es compartida por economistas de matices diferentes, dentro y fuera del gobierno. Agência Brasil obtuvo el mismo diagnóstico en diversas universidades y en otras instituciones públicas. Los expertos añaden que el alza de la deuda acompañará al próximo presidente, aunque con un posible ajuste fiscal.

“Tenemos en este momento un cuadro en que la deuda pública se encuentra en elevación, y tiende a mantenerse en esa trayectoria incluso ante un esfuerzo fiscal que el gobierno venga a hacer para reducir gastos e incrementar ingresos”, advierte el director adjunto de Estudios y Políticas Macroeconómicas del Instituto de Investigación Económica Aplicada, Marco Cavalcanti.

“No hay magia que hacer aquí. Tenemos una deuda alta, que crea una necesidad de pago de intereses. Además, hay el déficit primario que no se consigue reducir a cero o hacerse superavitario en poco tiempo”, añade el investigador. El déficit primario es el resultado negativo de las cuentas del gobierno desconsiderando el pago de los intereses de la deuda pública.

Escenarios

Brasília - O diretor executivo da Instituição Fiscal Independente, Felipe Salto, fala sobre os resultados do 2º Relatório de Acompanhamento Fiscal (Marcelo Camargo/Agência Brasil)
Felipe Salto, director ejecutivo de la Institución Fiscal Independiente - Marcelo Camargo/Agência Brasil

El Ministerio de Planificación, Desarrollo y Gestión diseñó dos escenarios fiscales. En ambos, la diferencia entre los ingresos y los gastos del sector público sigue siendo negativa en los próximos años. Mientras las cuentas públicas estén en rojo, la deuda federal seguirá presionada.

En el primer escenario, se adoptan “algunas reformas estructurantes que posibiliten el equilibrio fiscal a largo plazo”. En estas condiciones, las cuentas públicas quedan negativas hasta 2022. En el segundo escenario, además de las reformas estructurantes, están en vigor “reformas microeconómicas que elevan el potencial de crecimiento” y así el resultado primario se vuelve positivo un año antes (2021).

El camino puede ser más largo y tortuoso sin crecimiento económico. “Indicador de actividad económica más bajo afecta la trayectoria de la deuda”, resume Felipe Salto, director ejecutivo de la Institución Fiscal Independiente, del Senado Federal. La retrospectiva reciente de los datos del Tesoro y del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística evidencian que la deuda pública comenzó a subir cuando la economía perdió fuerza, a partir de 2014.

“Solo es posible pensar en la estabilización de la deuda pública brasileña con la reanudación del crecimiento. También no hay posibilidad de estabilizar el déficit público con la caída del PIB”, señala Pedro Rossi, profesor del Instituto de Economía de la Universidad de Campinas.

Vilma Pinto, investigadora del área de Economía Aplicada de la Fundación Getulio Vargas – Instituto Brasileño de Economía, muestra cómo el cuadro de empeoramiento de la economía repercute en el deterioro fiscal. Ella analiza la última década de la economía y apunta que, entre 2008 (año de la crisis financiera internacional) y 2018, “hubo una caída de 2,5 puntos porcentuales en los ingresos primarios y un aumento de 3,2 puntos porcentuales en los gastos primarios. El saldo neto es un empeoramiento de 5,7 puntos porcentuales del PIB”.

Repercusión política

Según Carlos Ranulfo, profesor titular del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Federal de Minas Gerais, la situación fiscal será un gran desafío para el próximo presidente de la República. Al buscar la reanudación del crecimiento, el nuevo gobierno no podrá crear más déficit.

En su opinión, además del PIB bajo, el electo en octubre de 2018 sufrirá con el “costoso acoso de un futuro Congreso muy pragmático y muy clientelista”. El Poder Legislativo es, tradicionalmente, un foco de presión por gastos públicos, ya que intenta atender a las diversas demandas, muchas de ellas corporativistas, de grupos de electores.

Ranulfo considera que, durante la campaña, la situación de la deuda podría favorecer a candidatos que tengan una actuación más fiscalizadora y hablas que sensibilicen al mercado financiero, el cual quiere la estabilización de las cuentas públicas. Este perfil, sin embargo, no suele ser popular entre los votantes. “Nadie hace campaña vendiendo cautela, sino vendiendo esperanza”, comenta.