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Esportes

De la clandestinidad a la tele, así ganó terreno el fútbol femenino

El decreto prohibiendo el fútbol femenino solo fue revocado en 1979
Fabiana Sampaio - Reportera de Radio Nacional
Publicado em 24/07/2023 - 14:08
Río de Janeiro
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© Thais Magalhães/CBF/Direitos Reservados

La cobertura de la Copa del Mundo Femenina en Brasil promete ser la más extensa de la historia del país. Todos los partidos de la selección brasileña serán transmitidos en televisión abierta. Además, habrá transmisiones por televisión de pago e Internet, lo que permitirá seguir los 64 partidos de la competición. Aunque la Copa Mundial Femenina fue creada por la FIFA en 1991 y va por su novena edición, solo será la tercera vez que los partidos se transmitan en vivo en Brasil.

¿Por qué solo en el siglo XXI, después de 160 años de existencia, la categoría femenina del fútbol ha logrado finalmente alcanzar este nivel de visibilidad? Nathália Pessanha, investigadora de la Universidad Federal Fluminense (UFF) y autora de una tesis doctoral que analiza la falta de reconocimiento del fútbol femenino a lo largo de los años, destaca que en Brasil se prohibió a las mujeres practicar este deporte durante casi cuatro décadas.

La prohibición constaba en el decreto de creación del Consejo Nacional de Deportes, firmado en 1941 por el entonces presidente Getúlio Vargas, y que solo fue revocado en 1979.

El fútbol femenino experimentó un crecimiento como deporte a finales de la década de 1930, con la creación de equipos conformados por trabajadoras, principalmente en los suburbios de Río de Janeiro y São Paulo. Durante ese tiempo, surgieron discursos que buscaban prohibir su práctica. Pessanha, en su tesis, argumenta que los objetivos de esta prohibición iban más allá del fútbol.

Feminidad

Diversos discursos de diferentes áreas vinieron a respaldar la idea de que las mujeres no estaban aptas para jugar al fútbol, reflejando una tendencia también presente en otros países como Alemania e Inglaterra. La preservación de la "feminidad" de las mujeres era otra preocupación destacada. El decreto del gobierno de Vargas establecía que las mujeres no podían participar en deportes no asociados "a su naturaleza".

A pesar de la prohibición oficial y de la consiguiente falta de inversión, las brasileñas continuaron encontrando maneras de practicar ese deporte. El fútbol femenino también se desarrolló fuera del país con la realización de lo que Pessanha llamó copas clandestinas, en las cuales Brasil no participó a pesar de haber sido invitado. Hubo dos ediciones en Italia, en 1970, y en México, en 1971, que no contaron con el sello de aprobación de la FIFA.

El esfuerzo realizado a lo largo de los años para impedir que las mujeres jugaran al fútbol produjo efectos simbólicos y prácticos, señaló Pessanha. El simbólico es que ha fijado en la mente de mucha gente que el fútbol no es un deporte que deba ser jugado y disfrutado por las mujeres. En el aspecto práctico, es clara la diferencia en el desarrollo del fútbol jugado por hombres y mujeres.

Las marcas de las diferencias de trato también se pueden observar en los espacios de la memoria, como en las paredes del Museo de la FIFA en Suiza, que la investigadora visitó durante su estudio. Mientras que para los Mundiales masculinos hay stands dedicados a cada edición, en el caso de los Mundiales femeninos, cada stand solo muestra dos ediciones jugadas por mujeres.