Casi 20 años después de que los partidos políticos brasileños se vieron obligados por ley a reservar una cuota mínima de un 30% para mujeres en las candidaturas electorales, los resultados todavía están muy lejos de lo esperado. Y aunque más del 52% del electorado del país sea conformado por mujeres, ellas ocupan menos del 10% de los escaños en el parlamento, según datos del Superior Tribunal Electoral.
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Para los expertos, esa subrepresentación femenina en la política está más vinculada a las barreras impuestas por los partidos de que a una incredulidad del electorado en la capacidad política de ellas. El demógrafo y profesor José Eustáquio Diniz Alves afirma que el elector brasileño ve con buenos ojos la participación de la mujer en la política y recuerda que países con una tradición democrática más consolidada, como Estados Unidos y Francia, nunca han tenido mujeres en la Presidencia. El problema, según Diniz Alves, está en el Legislativo brasileño, donde se nota cierta misoginia por parte “de los partidos políticos, que están dominados por hombres que no quieren renunciar al poder”.
En las elecciones de este año en Brasil, las mujeres representan poco más del 30% de las candidaturas, teniendo en cuenta todos los cargos que se disputarán (presidente y vicepresidente de la República, gobernador y vicegobernador, diputados y senadores). La socióloga Guacira César Oliveira, directora del Centro Feminista de Estudio y Asesoría destaca que la cuota mínima se ha cumplido solo con respecto a la ley, pero que, internamente, los partidos no dan importancia a las candidaturas femeninas. Ella cree en una reforma política profunda como la única solución para garantizar una adecuada proporción entre hombres y mujeres en el Legislativo.
