logo Agência Brasil
Derechos Humanos

Las diferentes facetas de la violencia contra los ancianos en Brasil

Abarca desde agresiones físicas y psicológicas hasta abandono
Luiz Claudio Ferreira - Reportero de Agência Brasil
Publicado en 16/06/2023 - 09:41
Brasília
Idosos são atendidos na Central Judicial do Idoso do Tribunal de Justiça do Distrito Federal.
© Marcelo Camargo/Agência Brasil

El abandono y la negligencia son habituales en las experiencias de vida relatadas por las personas mayores en Brasil. Los datos del Ministerio de Derechos Humanos sobre los cinco primeros meses de 2023 muestran 37.441 casos de negligencia, 19.987 de abandono, 129.501 de violencia física, 120.351 de violencia psicológica y 15.211 de violencia financiera, todos ellos superiores a los del mismo periodo del año pasado. Las cifras se recogieron a través de la iniciativa Llame al 100, con denuncias realizadas a través de llamadas telefónicas, correos electrónicos y redes sociales.

El secretario nacional de los Derechos Humanos de la Persona Mayor, Alexandre da Silva, considera que las cifras estaban infradenunciadas, y que el aumento de los casos podría indicar una mayor confianza en las instituciones. Uno de nuestros objetivos de este mes, dedicado a hacer frente a la violencia contra las personas mayores, es divulgar el Llame al 100".

Los datos, dijo, revelan que la edad en la que suele comenzar la violencia es a los 60 años. "Son varios los escenarios que pueden provocar este tipo de violencia, desde el entorno familiar hasta las propias instituciones. Nuestra prioridad es alejar a los ancianos de esas circunstancias", remarcó.

Pandemia

Uno de los principales investigadores brasileños sobre el tema, el médico y gerontólogo Alexandre Kalache, afirmó que la pandemia dejó al descubierto los diversos tipos de violencia a los que se enfrentan los ancianos. "De forma perversa, la pandemia nos mostró que el país necesita dar pasos de gigante para combatir el edadismo y el prejuicio hacia los ancianos. En Brasil, el anciano es siempre el otro".

El investigador, que también es presidente del Centro Internacional de Longevidad de Brasil y codirector del Age Friendly Institute, con sede en Boston, subraya el escaso número de políticas públicas eficaces para proteger a ese grupo social en los últimos años.

Señala que Brasil será una de las tres naciones que envejecerán más rápido en 2050. China y Tailandia están entre los países que también necesitan una mayor organización para proporcionar dignidad a un grupo de edad en constante crecimiento. Una encuesta del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) indica que los brasileños de 60 años o más suman más de 31,23 millones.

"La verdad es que hemos perdido mucho tiempo.¿Cómo se explica que un país con el 3% de la población mundial concentre el 11% de las muertes por COVID-19? La negligencia fue realmente espantosa, ya que las principales víctimas de la pandemia fueron personas de edad avanzada", afirmó.

Además, las víctimas más comunes se encontraban entre los más desfavorecidos. "Se trata de personas que viven en las favelas, las aldeas ribereñas y los quilombos [comunidades fundadas originalmente por negros que huían de la esclavitud]... La vulnerabilidad en Brasil está profundamente arraigada en la desigualdad social. Uno se convierte en anciano no porque haya vivido un determinado número de años, sino porque desarrolla comorbilidades".

Las soluciones deben incluir iniciativas educativas, argumentó. "Debemos entender que esta violencia suele empezar por algo pequeño: un apodo o el uso indebido de su dinero. También son comunes las agresiones físicas, psicológicas y sexuales, parejas con un aumento de la violencia contra la propiedad."

Añadió que se espera que el gobierno presente una serie de iniciativas para minimizar la violencia e intensificar la colaboración con los estados y las autoridades municipales.