Ciudad que alberga selección brasileña aún conserva rastros de inundación


Mientras la entrada de la ciudad está decorada con un pórtico y banderas de diversos colores, en la zona rural predomina el color marrón del polvo y de las marcas dejadas por las inundaciones
La selección brasileña de fútbol llegó el lunes (26) a Teresópolis, estado de Río de Janeiro, donde se ubica su centro de entrenamiento oficial. Sin embargo, no todos los residentes están entusiasmados con el Mundial, que arrancará el 12 junio. En barrios periféricos, hay un sentimiento de indiferencia e incluso de indignación ante la cita deportiva. Mientras la entrada de la ciudad está decorada con un pórtico y banderas de diversos colores, en la zona rural predomina el color marrón del polvo y de las marcas dejadas por las inundaciones que causaron daños generalizados y mataron a más de 900 personas en enero de 2011. Personas que perdieron todo lo que tenían se quejan del abandono a que han sido relegadas por las autoridades. A ellas poco les importa el Mundial.

"No estoy de humor para celebrar. He perdido casi toda mi familia. Perdí a mi esposa y a mi hija. En mi casa, no quedó ni un solo ladrillo en pie. Solo no me he muerto porque Dios no quiso llevarme. Pero por supuesto que voy a apoyar la selección”, dijo el albañil Luiz Cláudio Carvalho dos Santos,
"No estoy de humor para celebrar. He perdido casi toda mi familia. Perdí a mi esposa y a mi hija. En mi casa, no quedó ni un solo ladrillo en pie. Solo no me he muerto porque Dios no quiso llevarme. Pero por supuesto que voy a apoyar la selección”, dijo el albañil Luiz Cláudio Carvalho dos Santos, quien el último viernes (23) cortaba una roca para hacer baldosas y adoquines en lo que restó del barrio Campo Grande.
Ahora, el lugar se parece más a un barrio fantasma, habitado por los pocos que aún se resisten a abandonarlo. El comercio local, que llegó a contar con supermercados, hoy se limita a dos bares de carretera. Los residentes todavía tienen dificultades de olvidar las escenas que vieron aquella noche. La región fue devastada por una enorme avalancha, que bajó desde una colina y destruyó las casas a su alrededor en pocos minutos, dejando decenas de muertos. Las autoridades desalojaron a toda la población local y los edificios fueron evacuados y demolidos. Restan solo unas pocas ruinas como evidencia del peor desastre natural en la historia de Brasil. En algunos de ellas todavía se ven los escombros de lo que solía ser una casa, con sofá, cama, muebles de cocina, objetos personales y ropas, todo echado a perder por el agua y el tiempo.
"Las personas que viven aquí están conmocionadas hasta hoy. Antes, en tiempo de Copa, las calles estaban todas decoradas. Ahora ya no se ve nada de eso, no hay más entusiasmo. Solo sigo trabajando para ayudar a las personas que se han quedado aquí. Hubiera sido injusto que me fuera”, comentó el comerciante Ricardo Cavalcante. Cavalcante, que llegó a tener tres tiendas antes del desastre, hoy día dirige un bar, donde vende bebidas, chorizo frito y algunos víveres para los pocos habitantes de Campo Grande, cuyo único ocio se reduce a dos mesas de billar.
En algunas de las todavía se ven los escombros de lo que solía ser una casa, con sofá, cama, muebles de cocina, objetos personales y ropas, todo echado a perder por el agua y el tiempo.
Otras personas perdieron incluso su empleo. Bruno Polderman, técnico de enfermería quien en los días siguientes a la inundación ayudó con las labores de rescate y evacuación de los cadáveres, hoy tiene dificultades para encontrar trabajo. Debido al agua sucia, se infectó de una bacteria que causó dos profundas heridas en su pierna, que luego se transformaron en dos grandes cicatrices. "No puedo encontrar trabajo en mi especialidad debido a las cicatrices dejadas por la bacteria. Mi casa fue condenada, pero nunca recibí nada de indemnización", contó Bruno, quien todavía vive en el mismo inmueble: "A mí personalmente no me interesa el Mundial. Las cosas están en completo abandono aquí. En la ciudad solo han realizado obras superficiales para complacer a los turistas."
El gobierno local estima que entre agosto y septiembre de este año se entregarán los primeros 250 hogares a las personas desplazadas en 2011, y que hasta hasta diciembre próximo ese número llegará a 700 unidades. El objetivo es entregar un total de 1 600 viviendas de aquí a 2015. Las autoridades afirmaron aún que la mayoría de las personas afectadas recibieron compensaciones o siguen recibiendo ayudas para el alquiler.
Traducción: Lucas Magdiel
Fonte: Ciudad que alberga selección brasileña aún conserva rastros de inundación


