Se ampliará la participación social en las discusiones de la COP30

Las negociaciones entre países realizadas en las Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP) se ampliarán con la participación de la población a través del Balance Global Ético. El nuevo instrumento de participación social pretende ir más allá de los espacios de reuniones multilaterales y llevar las decisiones de los líderes gubernamentales hasta las poblaciones que efectivamente se ven afectadas por el calentamiento del planeta.
"Se llevará a cabo en diferentes regiones del mundo. Este balance ético será coordinado por las Naciones Unidas con el apoyo de Brasil y, sobre todo, en puntos de no retorno y otras regiones que ya han sido identificadas como afectadas por los efectos devastadores del cambio climático", explicó la ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático, Marina Silva, el martes (18).
Según la ministra, la idea es promover encuentros locales en los que la población pueda opinar sobre la ambición presentada por su país en la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC, por su sigla en inglés), que debe reunir las acciones y metas de cada país para el cumplimiento del Acuerdo de París sobre cambio climático, el cual fijó en un máximo de 1,5°C el aumento de la temperatura global hasta 2035.
"Conocer las opiniones de artistas, líderes religiosos, activistas, jóvenes, mujeres, científicos, pueblos y comunidades locales. Qué están proponiendo y cuál es la evaluación sobre lo que se ha hecho y lo que aún se necesita hacer para que el compromiso climático esté a la altura de lo que el mundo necesita en la COP30", afirmó.
La iniciativa se realizará antes de la realización de la COP30, el próximo noviembre, en Belém, capital del estado de Pará, conforme los países presenten sus ambiciones, ya que el plazo, que vencía el 10 de febrero, fue ampliado hasta el 10 de septiembre.
"Desde la perspectiva de la sociedad, es más que una rendición de cuentas, es un ajuste de cuentas. Porque, seguramente, las NDC aún no estarán alineadas con el compromiso de mantener la temperatura del planeta por debajo de 1,5°C. Los medios de implementación, tanto en términos de transferencia de tecnología como de recursos financieros, tampoco lo estarán", agregó la ministra.
Para Silva, Brasil tiene condiciones de liderar con el ejemplo, como lo hizo al ser uno de los primeros países en presentar su tercera generación de NDC, con el compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 59% y un 67% para 2035.
"Ya tenemos una trayectoria en la reducción de la deforestación, en la reducción de la emisión de CO₂ debido a la disminución de la deforestación durante los gobiernos del presidente Lula. Y esto ya es un gran ejemplo, porque en el caso de Brasil, la deforestación representa casi el 50% de nuestras emisiones", destacó la ministra.
Además, Silva afirma que la transversalidad adoptada en la política ambiental brasileña permite que el gobierno actúe en muchas áreas, garantizando, incluso, que el país tenga estrategias bien definidas para transformar los modelos insostenibles de desarrollo que han acelerado el cambio climático. La ministra mencionó el plan de transformación ecológica, "un programa ambicioso de restauración de áreas degradadas y otro de producción en áreas degradadas para ser reintegradas en procesos productivos en los sistemas alimentarios y agroindustriales".

