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Derechos Humanos

Regularización de tierras de descendientes de esclavos es lenta

Territorios carecen de protección legal y están sujetos a conflictos
Débora Brito
Publicado en 29/05/2018 - 20:18
Brasilia

Menos del 7% de los territorios reconocidos como pertenecientes a pueblos “quilombolas” están regularizados en Brasil. “Quilombola” es un término utilizado para referirse a los descendientes de esclavos que escaparon de la esclavitud y fundaron comunidades conocidas como quilombos.

En los últimos 15 años, 206 áreas quilombolas –hogar de unas 13 mil familias– han recibido una escritura de propiedad del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria, órgano brasileño encargado de emitir escrituras a tierras quilombolas ya identificadas y reconocidas.

Desde 1988, cerca de 3,2 mil comunidades quilombolas han sido oficialmente reconocidas. Casi el 80% de ellas fueron identificadas después de 2003, cuando se promulgó un decreto que fija procedimientos para regularizar los territorios ocupados por quilombolas.

Sin una certificación oficial, dichas áreas –cuya existencia se remonta al período colonial– no pueden beneficiarse de las políticas públicas básicas y se hacen vulnerables a conflictos.

En la opinión de liderazgos quilombolas, el decreto fue exitoso al reconocer las comunidades existentes en el país y en asegurar los derechos de las familias. Sin embargo, los activistas lamentan la lentitud en la etapa final del proceso de emisión del título.

“En teoría, el decreto trajo importantes avances. En la práctica, es solo una herramienta que depende de cómo funciona la máquina estatal para que sea realmente efectiva. Y es entonces cuando nos damos cuenta de que el racismo institucional prevalece hasta el día de hoy”, apuntó Ronaldo de Santos, de la Coordinación Nacional de las Comunidades Quilombolas.

Constitucional

En febrero de este año, la Corte Suprema brasileña confirmó la constitucionalidad del decreto. Además, estableció que las tierras quilombolas no necesariamente tenían que estar ocupadas en o antes del 5 de octubre de 1988 –cuando entró en vigor la actual Constitución brasileña– para ser reconocidas como tal.

Dificultades

Las comunidades que carecen de títulos de propiedad se enfrentan a una serie de dificultades relacionadas con el acceso a la atención básica de salud, la educación y el transporte. La energía y el agua también son escasos y pueden provocar conflictos entre pueblos tradicionales, terratenientes, empresas madereras u otros negocios que se disputan los mismos recursos hídricos.

“Algunas políticas nos alcanzan, otras no. En cuanto a la educación, durante un buen rato solo teníamos la escuela primaria. Teníamos que dejar la comunidad para asistir a la secundaria. Este año se inauguró una escuela que estaba en construcción hace más de seis años”, relata la quilombola Valéria.