Argentinos visten Brasilia de azul y blanco para el juego de este sábado

Poco a poco, la capital federal va adquiriendo tonos de azul y blanco, los colores de Argentina. La selección albiceleste se enfrentará este sábado (5)  a Bélgica en el tercer partido por los cuartos de final del Mundial.

Los fanáticos argentinos ya ocupan el área que el gobierno del Distrito Federal ha destinado a que acampen y dejen sus coches y autocaravanas en seguridad. La Granja do Torto –que se ubica a unos 12 kilómetros del estadio Mané Garrincha, donde se realizará el partido de este sábado (5)–, se asemeja a una típica grada del estadio La Bombonera, en Buenos Aires. Los vehículos allí aparcados están adornados con banderas personalizadas, como si cada coche llevara una pequeña hinchada.

Uno de los vehículos llama especialmente la atención de los transeúntes. Se trata del llamado Carnavalito, un autobús Mercedes-Benz 1974 decorado para el Mundial. El vehículo trajo a Brasilia el comerciante argentino Elias Sarrouf, de 28 años, junto con cuatro amigos suyos, residentes de la provincia de Jujuy. Viajar por Brasil en un vehículo con 40 años de antigüedad, "que todavía funciona muy bien", fue la forma que Sarrouf encontró para sacar el máximo provecho de la experiencia del Mundial.

"Es increíble vivir el día a día de un Mundial. En cada lugar, en cada ciudad que visitamos, nos trataron muy bien. Los brasileños son muy acogedores, somos hermanos sudamericanos. La experiencia que estamos teniendo es muy bonita", destacó el comerciante. La fatiga del viaje está estampada en el rostro de cada uno, pero hablar de fútbol es suficiente para levantar el ánimo a cualquiera.

"Yo apuesto por Brasil contra Colombia y en el próximo partido también. Quiero una final con ustedes. ¡Nosotros queremos, pero ustedes no! Ustedes tienen miedo de un maracanazo!", provocó Sarrouf, con buen humor, refiriéndose al partido final del Mundial de 1950, disputado en el Maracaná. En aquella final, Brasil, que necesitaba un empate para llevarse el título, perdió para Uruguay en los últimos minutos. El episodio pasó a ser conocido como Maracanazo.

"Ambos estamos jugando mal, Brasil y Argentina. Pero queremos que esa sea la final", dijo el también comerciante Alejandro Garnacho, de 50 años. Entonces uno de sus compañeros de viaje, sentado a su lado, entró en la conversación.

Garnacho vino a Buenos Aires con siete amigos para asistir a los partidos de argentina. Ahora el desafío del grupo de amigos es conseguir boletos. "Para este juego, aún faltan tres boletos. Somos ocho, pero solo tenemos cinco ingresos".

Xavier Stanco, de 35 años, se programó con mayor anticipación. Compró los boletos a través de la página web de la FIFA, en noviembre del año pasado, pagando R$ 180 (US$ 81,26) por juego. Residente de Buenos Aires, Stanco llegó a Brasilia en un camión con un amigo. En el vehículo, los dos duermen y cocinan en un pequeño fogón instalado en la carrocería. Esta fue la forma que encontraron para ahorrar lo máximo posible.

Stanco ahorra dinero hace un año, y Garnacho, hace tres. Sarrouf fue más allá. "Estamos ahorrando desde que nos enteramos que Brasil albergaría el Mundial. La verdad es que vinimos con poquísimo dinero. Los boletos son muy caros, especialmente en la reventa. Con el precio de dos boletos en la reventa, es posible comprar un coche usado en Argentina."

La gran distancia entre las ciudades anfitrionas del Mundial, el precio de los boletos y la necesidad de mantenerse en la carretera son obstáculos agravados por la crisis en la economía de país vecino. "Cuesta mucho venir a Brasil porque el peso [moneda argentina] no vale mucho. Un real vale 5 pesos", afirmó Stanco. "Los precios en Brasil son altos si los convertimos en pesos. Pero solo nos queda conformarnos. Estamos aquí, y eso es todo lo que importa", dijo Sarrouf.

Traducción: Lucas Magdiel

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