logo Agência Brasil
Cultura

Escuela de Teatro Bolshoi de Brasil celebra su 25 aniversario

Antiguos alumnos comparten su orgullo y su pasión por la danza
Cristina Índio do Brasil - Reportera de Agência Brasil
Publicado en 06/04/2025 - 09:00
Río de Janeiro
Lago dos Cisnes
© Júlia Rónai

Bruno Miranda era un niño en 2000 cuando el ballet llegó a su vida. Su interés por la danza surgió al participar en el proyecto "Dançando na Escola" en una escuela pública de Santa Catarina, en el sur de Brasil. Durante ese tiempo, su profesora también trabajaba en la Escola do Teatro Bolshoi no Brasil (ETBB), que recién comenzaba en el país. Fue así como Bruno conoció la posibilidad de convertirse en bailarín de ballet. Al año siguiente, motivado por su familia, ingresó en la escuela. En estos 25 años, tanto Bruno como la institución se han destacado en el mundo de la danza, tanto en Brasil como a nivel internacional.

La ETBB, única sucursal del famoso Teatro Bolshoi de Rusia en Brasil, ha estado operando desde el 15 de marzo de 2000 en Joinville, Santa Catarina. Con 25 años de actividad, esta organización privada sin ánimo de lucro cuenta con el respaldo del Ayuntamiento de Joinville, el gobierno del estado de Santa Catarina, y los Amigos del Bolshoi —conformado por empresas y personas socialmente responsables que contribuyen al proyecto—.

A través de más de dos décadas, la escuela ha ofrecido becas y oportunidades a talentos de diversas clases sociales, contando historias de éxito como la de Miranda.

Una historia de logros

Anteriormente, la lista de aprobados de la escuela se publicaba en un periódico. "Mi madre compraba el periódico y me puse muy contento de ver mi nombre allí. Pasé ocho años en la escuela y luego casi tres años en la Compañía Juvenil del ETBB. En total fueron 11 años. Estuve allí al principio de la escuela como parte de la segunda promoción", relata Miranda a Agência Brasil, actualmente desde Sudáfrica.

"Puede sonar tópico, pero el Bolshoi significa mi vida. No estaría donde estoy hoy, viviendo en Johannesburgo y trabajando con el ballet, si no fuera por el Bolshoi. Mi familia siempre fue humilde y no teníamos dinero para estudios. Todo lo que he logrado ha sido gracias a la danza, incluso poder mantener a mi familia", manifestó.

Aunque su madre siempre lo apoyó, no pudo acompañarlo a la audición debido a obligaciones familiares, por lo que una tía, que pidió prestado dinero para el autobús, lo llevó.

Desde entonces, su trayectoria lo ha llevado a diversas compañías de danza en Brasil y el extranjero.

Actualmente, además de bailarín, Miranda es profesor y coreógrafo. Desde agosto de 2017, es miembro del Joburg Ballet en Johannesburgo, Sudáfrica, donde ha interpretado papeles principales y solos en ballets de repertorio y contemporáneos. También ha producido dos temporadas para la compañía como productor y coreógrafo.

"Lo que me gusta de la escuela es que el Bolshoi no es solo ballet. Hay otros tipos de danza: contemporánea, popular... Aprendí mucho sobre música y teatro. También aprendí inglés y a tocar instrumentos musicales, y me formé en salud, lo cual me llevó a estudiar gastronomía y ahora estoy terminando mis estudios en nutrición. La nutrición y la danza están muy relacionadas", explica.

Entre sus planes futuros está ampliar sus estudios en nutrición. "Quiero licenciarme en nutrición y hacer un postgrado en fisiología del ejercicio y biomecánica, porque quiero ofrecer apoyo a los bailarines. Tenemos fisioterapia, pilates, pero siento que hace falta algo específico para el ballet y la danza", concluyó.

Rio de Janeiro (RJ), 28/03/2025 - Bruno Miranda durante apresentação no balé Bolshoi. Foto: Bruno Miranda/Arquivo Pessoal
"Puede sonar tópico, pero el Bolshoi significa mi vida. No estaría donde estoy hoy, viviendo en Johannesburgo y trabajando con el ballet, si no fuera por el Bolshoi, dijo Bruno Miranda(foto) - Bruno Miranda/Archivo Personal

El 25 aniversario del Bolshoi

En el 25 aniversario del Bolshoi en Brasil, la historia de Maikon Golini resalta paralelamente a la de Bruno Miranda. Antiguo alumno de la Escola do Teatro Bolshoi no Brasil, Golini ha trabajado como profesor y asesor artístico durante 15 años. Con una formación de 10 años en la institución, ha estado presente desde sus inicios. Recuerda con orgullo su primera clase a los siete años.

"Siempre me gustó bailar, desde pequeño me atraía la música y el movimiento, pero no pensaba en la danza como una profesión hasta que llegué al Bolshoi. Cuando finalmente entendí que podía ser bailarín profesional, mi enfoque cambió por completo y se convirtió en mi meta", explica.

"A menudo bromeamos diciendo que mi generación fue la pionera. Hice el examen en 1999 y empecé a estudiar en 2000. No teníamos una idea clara de qué era el Bolshoi entonces. Ahora, 25 años después, vemos el impacto positivo que esta institución ha tenido".

Proyección

Para ser estudiante del Bolshoi, se debe pasar un exigente proceso de selección nacional, lo que garantiza una plaza y una beca que cubre toda la educación del estudiante hasta su graduación.

"Estamos en un país que no siempre reconoce la danza como profesión. El Bolshoi lo hace posible, ofreciendo un programa de ocho años donde el alumno recibe la formación necesaria para convertirse en un profesional de alto nivel. Actualmente, tenemos una tasa de empleabilidad del 74%, con casi 500 bailarines formados. El nivel de la escuela es realmente sobresaliente en el mercado de la danza. Para los jóvenes que desean una carrera en la danza, el Bolshoi es un verdadero faro", afirmó.

Además de estudiantes de Santa Catarina, la institución acoge talentos de varios estados de Brasil, otros países de América Latina e incluso Rusia. La idea, según Golini, es crecer acogiendo esta diversidad de talentos.

Becas

Los estudiantes reciben una beca, pero las familias deben cubrir los costos de alojamiento y alimentación. Para reducir estos gastos, ha surgido el concepto de madres sociales. Son madres de estudiantes del Bolshoi que ofrecen su hogar en Joinville a otros niños y jóvenes cuyas familias no pueden mudarse a la ciudad. "Creamos estos pequeños internados donde un adulto se hace cargo de un hogar con otros niños", explica.

"Fui alumno de la escuela y puedo decir que el apoyo y compromiso de la familia son cruciales en la formación del niño y en el profesional que llegará a ser. Este respaldo familiar es vital para que los estudiantes completen los ocho años de formación y superen los desafíos de la profesión. A menudo decimos que no solo el estudiante se convierte en parte del Bolshoi, sino toda la familia y comunidad en la que vive", concluyó Golini.